El bruxismo infantil es, después de la caries y las maloclusiones, uno de los principales motivos de consulta y preocupación de los padres, dado que les escuchan rechinar y apretar los dientes y la mandíbula y da la sensación de que pueden llegar a romperse los dientes.
El bruxismo es un hábito muy frecuente en la infancia, dado que 1 de cada 10 niños lo sufren, sobre todo durante el recambio dentario. En él, los niños aprietan los dientes de forma involuntaria y pueden llegar a apreciarse desgastes en los dientes, sobrecarga de los músculos y dolores de cabeza o cuello.
Pueden darse dos tipos diferentes de bruxismo, el bruxismo céntrico, en el que sólo se aprietan los dientes, y el excéntrico, en el que se produce un rechinamiento entre ellos. Dentro del bruxismo infantil, el más frecuente es el bruxismo excéntrico y nocturno.

Principales causas del bruxismo
Principalmente existen dos tipos de factores que influyen en la aparición de bruxismo:
- Factores psicológicos: debido a alteraciones que provoquen un estado de estrés en los niños. Por ejemplo en los casos de hiperactividad en la que los niños por las noches siguen estando en continua actividad a través de este apretamiento o rechinando los dientes. También puede producirse por estados de ansiedad o emocionales.
- Factores físicos: es muy frecuente que aparezca bruxismo nocturno en las épocas de recambios dentarios, durante la erupción o debido a malposiciones dentarias. Esto puede generar también dolores de cabeza y oído.


Por otro lado, el bruxismo también puede estar ligado a síndromes o enfermedades sistémicas.
Tratamiento del bruxismo en la infancia
Lo más frecuente en este tipo de bruxismo es que cuando desaparecen los factores asociados, ya sean psicológicos o físicos el hábito que existe de apretar o rechinar los dientes cese. Por lo tanto, si los desgastes dentarios son mínimos el tratamiento estaría centrado en los trastornos de estrés o ansiedad que esté experimentando el niño.
Podemos ayudar a disminuir el estrés a través de actividades como deporte, paseos, música o cualquier actividad que le relaje, intentando no realizar nada que provoque una gran estimulación en ellos antes de dormir y que no se acuesten tristes o enfadados para evitar que se acuesten nerviosos y tenga lugar la aparición del bruxismo. También pueden realizarse fisioterapia basada en ejercicios miorelajantes para disminuir la tensión bucal y el dolor que puede provocar.
Sin embargo, si ya existen alteraciones severas de desgaste en los dientes o hay una gran afectación a nivel muscular se puede valorar la colocación de una férula o placa para favorecer la relajación.


Conclusiones
El bruxismo infantil es un hábito muy frecuente durante la infancia sobre todo debido al estrés y la ansiedad, pero que no suele producir daños graves en la cavidad oral.
Si observas a tu hijo rechinar o apretar durante la noche deberás acudir al odontólogo para que valore su severidad y tratamiento correspondiente.